Este tipo de tratamiento se inicia a temprana edad (desde el nacimiento hasta los 13 años, el periodo más activo de crecimiento craneomaxilar).

Es justamente de lo que se encarga esta técnica, de interferir o remodelar favorablemente los huesos para así prevenir anomalías futuras.

Se efectúa a través de placas removibles y aparatos ortopédicos fijos, dependiendo del tratamiento que se requiera y de la severidad del caso.

La presencia de factores locales, a la manera de hábitos desde la niñez, puede ser un buen motivo para visitar al especialista en Ortodoncia y/u Ortopedia Maxilar.

Los padres son los primeros en detectar anomalías, tales como que se chupen los dedos o los labios de manera excesiva, apiñamiento (dientes en mal posición), además de problemas en su lenguaje, los cuales afectan de manera directa en la mal posición de las piezas dentales y las arcadas maxilares.

En lo que respecta a la respiración bucal debemos evaluar correctamente esta anomalía, si es que se trata de un mal hábito de una obstrucción nasofaríngea (adenoides, desviación del tabique, etc.)

Estos hábitos deben ser suprimidos antes del intercambio dentario para obtener un resultado óptimo.

“Podemos concluir que la ortodoncia  soluciona diferentes problemas maxilofaciales, en lo que se refiere a la parte estética como funcional.

Siempre y cuando se haga un buen diagnóstico y se escoja el tratamiento, adecuado obtendremos múltiples beneficios estéticos, funcionales y psicológicos.